martes, 14 de enero de 2020

LA CULTURA DE LA PERFECCION


La cultura de la perfección
Desde el planteamiento del problema actual de la antropología al tender a la perfección estética y no ética, encontramos un camino por recorrer.  La tendencia a la perfección nos hará ser incólumes desde dentro, mostrando una actitud recia que ciertamente ira en coherencia y congruencia de la mano, pero obedeciendo a falsas creencias porque así lo enseñaron, porque así lo aprendimos o porque así debe de ser, es para mi ante todo un reduccionismo antropológico que solo ve lo emocional o intencional pero no integra lo humano, espiritual, social y lo racional. La sociedad, familia y cultura impondrán los patrones de conducta y la escuela acabara por apoyar.
Señalo entonces las partes que van condicionando y construyendo nuestro yo interno. Estos patrones de conducta taladran e improntan para toda la vida, como lo veíamos en la película “Lo que queda del día”. El papá del mayordomo marcó con su estilo de vida al hijo que deja al padre moribundo por estar trabajando y cumplir lo que su mismo padre le enseño. Expresa el mayordomo la alegría que le produce que su patrón este contento por el trabajo y desempeño de su mayordomo, cansarse por su patrón hasta el agotamiento total pero feliz.
Le va a llevar a la fidelidad exagerada y sobre todo, por cumplir con su trabajo, no tener espacio para el amor o una sana relación con la mujer. Quería ante todo ser perfecto y nunca fallar en nada en su trabajo. Incluso defendiendo a su patrón hasta después de muerto.
Por el otro lado la mujer ama de llaves, nunca comprendió como ese hombre no tuviera sentimientos de amor hacia ella o declararse débil ante una mujer, la perfección del mayordomo es admirable pero cuestionable al no aceptar porque si lo demostró que estaba también enamorado de esa mujer, quería sentirse amado y admirado, pero no él de alguien sino más bien que lo que el amaba fuera amado por los otros, como el aprendió de su papá. Su perfección lo llevó a la indiferencia a lo mas humano: amar y ser amado.
A la mayoría nos da temor y temblor nos da miedo las reacciones del otro y sobre todo sentirse no aceptado, quiero yo ser amado por lo que hago y se y no por lo que soy.
Como vía de solución aproximada a esté reduccionismo antropológico y tendencia estética  se plantea lo que el filósofo latinoamericano nicaragüense propone en su filosofía practica: basada en lo que ha llamado la Antropología del límite aportando actualmente al pensamiento antropológico y psicológico terapéutico contemporáneo elementos de una forma de aplicación práctica de la filosofía, aplicado a lo que ha llamado el "ansia de perfección". Esto lo coloca como un pensador contemporáneo que lleva su reflexión filosófica hasta la médula de la cotidianidad.
La Terapia de la Imperfección forma parte de un marco o estructuración teórica que tiene como eje el concepto de límite y que, desde el mismo, se desarrolla en tres niveles: filosófico, psicológico y ético-espiritual. Es la consecuencia obvia y coherente del hombre en sus dimensiones fundamentales.
La reflexión antropológica del límite comienza en Ricardo Peter inspirada ante la constatación de la dificultad de ser humano que el hombre presenta, por su voluntad de ser lo que es, manifestada en sus variadas expresiones como son:
·       la pérdida del sentido de la vida,
·       los trastornos psicológicos,
·       los problemas sociales y políticos,
·       los problemas familiares,
·       la inflexibilidad,
·       la dificultad para adaptarse a la realidad,
·       para obrar con mayor eficacia existencial,
·       aceptarse a sí mismo, que condiciona todo lo anterior.
Por otra parte, y volviendo a la reflexión peteriana, él llama "la tendencia intencional a la perfección" a esa inclinación que es causada por la infiltración del concepto abstracto de perfección que ha permeado todo ámbito cultural planteándoselo, ya sea consciente o inconscientemente, como meta seductora (ya se verá más adelante en qué consiste su seducción). Este concepto alcanza, afirma, a pesar de no ser a veces tan evidente, no sólo el nivel de la personalidad, sino el nivel de la persona.
 "La perfección vuelve agotador el hecho de existir. En perpetuo conflicto con su vida, el perfeccionista termina postrado, abrumado por el hecho de ser limitado y vivir en un mundo defectuoso, abatido, además, por sus propios errores y fracasos. Para el perfeccionista el don del ser y de la existencia es una carga incesante, con todo lo que significa de desilusión y frustración."
Ahora bien "la antropología del límite no tiene como objetivo primario la ‘compresión’ del ser del hombre, sino la compasión por el hombre, que es una forma más elevada de compresión” De ahí que los actos virtuosos como "aceptar" y "perdonar" son resaltados por la antropología del límite como virtudes también de conocimiento. Acciones que enriquecen la experiencia de contacto con la realidad, y no pueden por más incidir en el conocimiento que el hombre posee. Por lo tanto, considera la compresión del hombre en lo íntimo de su dato fundacional: el límite, que tanto le agobia. Podríamos decir, en términos pascalianos, que la compresión requiere del corazón, es la actualización o ejercicio del "espíritu de fineza" al que apela Pascal, en contraposición al "espíritu geométrico" que trastoca lo humano.
Aplicando el concepto de límite al hombre, surge entonces un concepto importante y que se utilizara con frecuencia en el discurso peteriano: la indigencia. Este concepto alude a la presencia configuradora del límite en el hombre, en cuanto lo hace necesitado de manera radical, en todos los ámbitos, en todos los niveles y de cualquier forma. Pero la diferencia entre el animal y el hombre consiste precisamente, en la conciencia de la necesidad.
En la conciencia de su propia carestía el hombre efectúa ya un acto de trascendencia, se eleva por encima de la animalidad de manera definitiva. El hombre encuentra pues en la indigencia su realidad más profunda, con la que paradójicamente, más lucha. En la indigencia es donde podemos encontrar uno de los elementos propios de lo humano del hombre. Humano por que supone su realidad espiritual del acto de conciencia, conciencia, que, al mismo tiempo, le devuelve su capacidad de autodeterminación en la contemplación de su limitación. Concluyendo esta ayuda e iluminación podemos decir que:
1.  El límite restringe, pero también da consistencia, abre el campo actual y potencial
2.  En lo propiamente humano se encuentra supuesto el límite
3.  La aceptación del límite condiciona el desarrollo de lo humano
4.  El ideal de la perfección rechaza el límite, lo que deteriora lo humano del hombre
5.  Lo específico espiritual del hombre es la aceptación de sí mismo
6.  El ideal es el devenir lo más humano posible
Por tanto, lo antropológicamente terapéutico es la aceptación del límite. Devolviéndole su autenticidad al hombre y diría yo la aceptación de lo interno que condiciona lo externo.

Encuentro por tanto de nuevo y significativo para mi las inclinaciones más recónditas y escondidas en el supuesto refrán de Jesús “sean perfectos como mi Padre es perfecto”. ¿Como poder vivir, aprender y enseñar la sencillez de Francisco el poverello de Asís ante un mundo y sociedad estética?
Me ha impactado el pensamiento de Ricardo Peter y el termino indigencia solución actitudinal a la aparente perfección deberseista y farisaica e incluso obligada de la sociedad actual. Coincido con la perspectiva de los autores propuestos como apoyos. Ser mas humildes y menos soberbios en la actitud.
En la ama de llaves de la película descubro que,  aunque se equivocó en su decisión supo decidir a tiempo su sentimiento de amor y se casó y tuvo a su hija, y es este sentimiento el que nos va a equilibrar. Estas ansias locas de perfeccionismo dice de mi que debo de ser menos esquizofrénico y paranoico para mi y para los demás.








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