La cultura de la perfección
Desde
el planteamiento del problema actual de la antropología al tender a la
perfección estética y no ética, encontramos un camino por recorrer. La tendencia a la perfección nos hará ser
incólumes desde dentro, mostrando una actitud recia que ciertamente ira en
coherencia y congruencia de la mano, pero obedeciendo a falsas creencias porque
así lo enseñaron, porque así lo aprendimos o porque así debe de ser, es para mi
ante todo un reduccionismo antropológico que solo ve lo emocional o intencional
pero no integra lo humano, espiritual, social y lo racional. La sociedad,
familia y cultura impondrán los patrones de conducta y la escuela acabara por
apoyar.
Señalo
entonces las partes que van condicionando y construyendo nuestro yo interno. Estos
patrones de conducta taladran e improntan para toda la vida, como lo veíamos en
la película “Lo que queda del día”. El papá del mayordomo marcó con su estilo
de vida al hijo que deja al padre moribundo por estar trabajando y cumplir lo
que su mismo padre le enseño. Expresa el mayordomo la alegría que le produce
que su patrón este contento por el trabajo y desempeño de su mayordomo,
cansarse por su patrón hasta el agotamiento
total pero feliz.
Le
va a llevar a la fidelidad exagerada y sobre todo, por cumplir con su trabajo,
no tener espacio para el amor o una sana relación con la mujer. Quería ante
todo ser perfecto y nunca fallar en nada en su trabajo. Incluso defendiendo a
su patrón hasta después de muerto.
Por
el otro lado la mujer ama de llaves, nunca comprendió como ese hombre no
tuviera sentimientos de amor hacia ella o declararse débil ante una mujer, la
perfección del mayordomo es admirable pero cuestionable al no aceptar porque si
lo demostró que estaba también enamorado de esa mujer, quería sentirse amado y
admirado, pero no él de alguien sino más bien que lo que el amaba fuera amado
por los otros, como el aprendió de su papá. Su perfección lo llevó a la
indiferencia a lo mas humano: amar y ser amado.
A
la mayoría nos da temor y temblor nos da miedo las reacciones del otro y sobre
todo sentirse no aceptado, quiero yo ser amado por lo que hago y se y no por lo que soy.
Como
vía de solución aproximada a esté reduccionismo antropológico y tendencia
estética se plantea lo que el filósofo
latinoamericano nicaragüense propone en su filosofía practica: basada en lo que
ha llamado la Antropología del límite aportando actualmente al pensamiento
antropológico y psicológico terapéutico contemporáneo elementos de una forma de
aplicación práctica de la filosofía, aplicado a lo que ha llamado el
"ansia de perfección". Esto lo coloca como un pensador contemporáneo
que lleva su reflexión filosófica hasta la médula de la cotidianidad.
La
Terapia de la Imperfección forma parte de un marco o estructuración teórica que
tiene como eje el concepto de límite y que, desde el mismo, se desarrolla en
tres niveles: filosófico, psicológico y ético-espiritual. Es la consecuencia
obvia y coherente del hombre en sus dimensiones fundamentales.
La
reflexión antropológica del límite comienza en Ricardo Peter inspirada ante la
constatación de la dificultad de ser humano que el hombre presenta, por su
voluntad de ser lo que es, manifestada en sus variadas expresiones como son:
· la
pérdida del sentido de la vida,
· los
trastornos psicológicos,
· los
problemas sociales y políticos,
· los
problemas familiares,
· la
inflexibilidad,
· la
dificultad para adaptarse a la realidad,
· para
obrar con mayor eficacia existencial,
· aceptarse
a sí mismo, que condiciona todo lo anterior.
Por
otra parte, y volviendo a la reflexión peteriana, él llama "la tendencia
intencional a la perfección" a esa inclinación que es causada por la
infiltración del concepto abstracto de perfección que ha permeado todo ámbito
cultural planteándoselo, ya sea consciente o inconscientemente, como meta
seductora (ya se verá más adelante en qué consiste su seducción). Este concepto
alcanza, afirma, a pesar de no ser a veces tan evidente, no sólo el nivel de la
personalidad, sino el nivel de la persona.
"La
perfección vuelve agotador el hecho de existir. En perpetuo conflicto con su
vida, el perfeccionista termina postrado, abrumado por el hecho de ser limitado
y vivir en un mundo defectuoso, abatido, además, por sus propios errores y
fracasos. Para el perfeccionista el don del ser y de la existencia es una carga
incesante, con todo lo que significa de desilusión y frustración."
Ahora
bien "la antropología del límite no tiene como objetivo primario la
‘compresión’ del ser del hombre, sino la compasión por el hombre, que es una
forma más elevada de compresión” De ahí que los actos virtuosos como
"aceptar" y "perdonar" son resaltados por la antropología
del límite como virtudes también de conocimiento. Acciones que enriquecen la
experiencia de contacto con la realidad, y no pueden por más incidir en el
conocimiento que el hombre posee. Por lo tanto, considera la compresión del
hombre en lo íntimo de su dato fundacional: el límite, que tanto le agobia.
Podríamos decir, en términos pascalianos, que la compresión requiere del
corazón, es la actualización o ejercicio del "espíritu de fineza" al
que apela Pascal, en contraposición al "espíritu geométrico" que
trastoca lo humano.
Aplicando el concepto de límite al hombre,
surge entonces un concepto importante y que se utilizara con frecuencia en el
discurso peteriano: la indigencia.
Este concepto alude a la presencia configuradora del límite en el hombre, en
cuanto lo hace necesitado de manera radical, en todos los ámbitos, en todos los
niveles y de cualquier forma. Pero la diferencia entre el animal y el hombre
consiste precisamente, en la conciencia de la necesidad.
En
la conciencia de su propia carestía el hombre efectúa ya un acto de
trascendencia, se eleva por encima de la animalidad de manera definitiva. El
hombre encuentra pues en la indigencia su realidad más profunda, con la que
paradójicamente, más lucha. En la
indigencia es donde podemos encontrar uno de los elementos propios de lo
humano del hombre. Humano por que supone su realidad espiritual del acto de
conciencia, conciencia, que, al mismo tiempo, le devuelve su capacidad de
autodeterminación en la contemplación de su limitación. Concluyendo esta ayuda
e iluminación podemos decir que:
1. El
límite restringe, pero también da consistencia, abre el campo actual y
potencial
2.
En lo propiamente humano se encuentra
supuesto el límite
3.
La aceptación del límite condiciona el
desarrollo de lo humano
4. El
ideal de la perfección rechaza el límite, lo que deteriora lo humano del hombre
5.
Lo específico espiritual del hombre es la
aceptación de sí mismo
6.
El ideal es el devenir lo más humano
posible
Por
tanto, lo antropológicamente terapéutico es la aceptación del límite.
Devolviéndole su autenticidad al hombre y diría yo la aceptación de lo interno
que condiciona lo externo.
Encuentro
por tanto de nuevo y significativo para mi las inclinaciones más recónditas y
escondidas en el supuesto refrán de Jesús “sean perfectos como mi Padre es
perfecto”. ¿Como poder vivir, aprender y enseñar la sencillez de Francisco el poverello de Asís ante un mundo y
sociedad estética?
Me
ha impactado el pensamiento de Ricardo Peter y el termino indigencia solución actitudinal a la aparente perfección
deberseista y farisaica e incluso obligada de la sociedad actual. Coincido con
la perspectiva de los autores propuestos como apoyos. Ser mas humildes y menos
soberbios en la actitud.
En
la ama de llaves de la película descubro que,
aunque se equivocó en su decisión supo decidir a tiempo su sentimiento
de amor y se casó y tuvo a su hija, y es este sentimiento el que nos va a
equilibrar. Estas ansias locas de perfeccionismo dice de mi que debo de ser
menos esquizofrénico y paranoico para mi y para los demás.
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